Inicio

En retrospectiva, me resulta un poco confuso entender cómo partió todo esto. De hecho no tengo claro el momento preciso en que se gestó la idea de irnos a “recorrer el mundo”.

En el fondo, creo que Viviana siempre lo tuvo mucho más claro que yo y estuvo más interesada en hacerlo. No es que no me interesara, pero creo que cuando empezamos a hablar del tema fue poco antes de que yo comenzara a estudiar un post-grado. Eso hizo que en la práctica, al menos para mí, este viaje no fuera un tema real por bastante tiempo. Pero no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, así que cuando terminé con mi post-grado el tema salió a flote naturalmente, y poco a poco las cosas comenzaron a tomar forma.

Siento que no es irreal decir que la idea de hacer este viaje ha estado dando vuelta en nuestra casa por los últimos 3 o 4 años.

Al principio era casi como hablar de un sueño, aparecía en conversaciones oníricas de posibilidades remotas. Pero en alguna parte del sueño esa semilla germinó en nuestros subconscientes, el sueño se tornó en ganas, las ganas gestaron curiosidad, y la curiosidad nos llevó a buscar y darnos cuenta no era tan difícil como creíamos.

Ojo, no estoy diciendo que sea fácil.

Hacer un viaje así de largo no es fácil en ningún sentido (ni logístico, ni económico, ni emocional), pero después de mirarlo fríamente y hacer los cálculos necesarios, parecía que estaba más cerca de lo que pensábamos y era más factible de lo que podíamos anticipar.

Antes de lograr entender bien lo que estaba pasando y lo que íbamos a hacer, ya habíamos puesto una fecha (segundo trimestre del 2018) y habíamos acordado tomarnos unos 6 meses para recorrer lo que más pudiéramos.

Y así partió todo.

Personalmente, al principio me costó asumirlo como algo que estaba pasando de verdad. Sentía que en cualquier momento nos daríamos cuenta que en realidad no podíamos hacerlo. En retrospectiva siento que de forma inconsciente mi actitud fue arisca por bastante tiempo. En mi fuero interno, trataba desesperadamente de ver debajo del agua, de encontrar eso que nos estaba amarrando y que no habíamos visto. No obstante, por más que buscara, por más que aguzara la vista nada aparecía en el horizonte.

Alegremente nunca encontré nada de eso.

Siguieron los preparativos y antes de darnos cuenta todos nuestros días giraban en torno al viaje. Hoy faltan 60 días para que comience esta aventura y llevamos varios meses planificando, buscando, leyendo y preparándonos para nuestro gran día.

Aquí comienza esta bitácora, aquí comienzan las crónicas de nuestro viaje al rededor del mundo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cuchara Austral © - Todos los derechos reservados

Subir ↑