Hola, estamos de vuelta en el teclado!
Hace más o menos un año que el cuchareo alrededor del mundo terminó, pero eso no significa que la Cuchara Austral se haya detenido por completo, sino que mutó a un cuchareo menos intenso y focalizado en fines de semana y festivos. La cosa es que un esfuerzo por inyectarle un poco de vida al blog cucharero, me propongo escribir una serie de retroposts para relatar algunas de las mini-aventuras que hemos tenido en este año y que he fallado en publicar con anterioridad.
Creo que lo mejor es partir con una visita que hicimos a Keukenhof en Mayo de este año (2019 para quienes vengan del futuro). Así que como dijo el dermatólogo “vamos al grano”.
Keukenhof, en pocas palabras, es un gigantesco jardín de tulipanes.
Listo, eso sería todo el post, nos leemos en la próxima…
…
No, broma.
O sea, broma que eso sea el post, Keukenhof si es un gran jardín de tulipanes, esa parte no es broma, capisce?
Bueno, la cosa es que Keukenhof es un jardín grande, tan grande y tan majestuoso que en algunas partes se refieren a él como “El Jardín de Europa”. Personalmente me parece un poco pretencioso ese título, aunque tal vez se hayan ganado el derecho a usarlo porque en realidad es bien impresionante cuando lo visitas por primera vez. Para ser sincero, cuando decidimos ir yo no estaba muy convencido porque visitar un jardín no me parecía que valiera el precio del ticket (que no es barato), pero salí absolutamente absorto ante tanta belleza. Creo que la única forma que se me ocurre para describirlo es decir que el jardín es literalmente manjar para los ojos.
En serio.
Pero antes de seguir con los piropos quiero hacer un alto y darles un poco de contexto para que se entienda lo que viene.
Si el excelentísimo tiene un poco de instinto de botanista podrá intuir que los tulipanes son flores perennes y, si además es un botanista aplicado, que nacen de un bulbo. En buen chileno, nacen de una papa, crecen, dan flor y luego se mueren, ciclo que se repite cada año. Eso quiere decir que si usted decide tener un jardín de tulipanes, lo que va a pasar es que durante tres cuartos del año lo único que va a ver en su jardín es pasto y solo durante un cuarto del año va a tener flores.
Y cómo afecta esto a Boca?
Obviamente al turista promedio le interesa ver las flores, no el pasto o los bulbos. Luego, si decide visitar un jardín de tulipanes entonces tendrá que hacerlo durante ese corto período en que están en flor. Eso nos lleva por fin a la gran conclusión que es que Keukenhof abre por un mes y medio al año, de fines de Marzo a Principios de Mayo, durante los cuales se llena hasta los retopes.
Cómo? Un lugar turístico lleno? Nunca lo habría imaginado…
La cosa es que ya que estábamos en el sector y había que aprovechar de visitarlo. Así que un frío día de Mayo partimos para allá.
Keukenhof está más o menos a medio camino entre Amsterdam y Leiden, aunque un pelo más cerca de Leiden. Se puede llegar sin problemas de cualquiera de estas dos ciudades ya sea en bus, auto o bici. Nosotros, siguiendo el estilo rata, nos hicimos los valientes y partimos pedaleando desde la estación de Leiden.
Una de las ventajas que tiene ir en bicicleta es que después de pasar por Keukenhof puedes recorrer los alrededores y apreciar los campos que rodean el jardín. Lo entretenido acá es que esos son los campos de tulipanes que siembran los productores locales para la venta. Así que si visitan el jardín en la primera mitad de la temporada es probable que aún no hayan cortado los tulipanes y podrán ver la impresionante extensión, colorido y aroma de los campos de tulipanes.
Un espectáculo digno de película.
Y bueno, ahí figuraban los turistas rata pedaleando camino a Keukenhof, desafiando el frío y el viento. Para ser sincero es un poco lejos ir desde Leiden en bicicleta (unos 16km), pero no es tan terrible en el fondo. El camino es plano y si tienen suerte el día de la visita no les toca viento. Además el paisaje acompañaba bastante. En nuestro caso lo que no acompañó mucho fue el frío, porque nos tocó un día super helado y llegamos como cubitos de hielo al Jardín, donde la cosa no mejoró porque es un jardín al aire libre, así que tuvimos que seguir a la intemperie, hacernos los valientes y tratar de pasarlo bien a lo esquimal.
En mi opinión hay 3 cosas que hacen que Keukenhof sea tan especial:
- A toda la gente le gustan los jardines. Hay que ser muy amargo para pasarlo mal y no ser capaz de disfrutar un jardín que sea bonito. Además el color verde en general llama y gusta.
- Los tulipanes son flores increíbles. La gama de colores que muestran es francamente sorprendente, creo que no conozco otra flor que se pueda encontrar en TANTOS colores diferentes. Se me ocurre que ni las rosas tienen una paleta de colores tan amplia y con colores tan intensos, intensidad que hasta el día de hoy me impresiona. Yo diría que los tulipanes excelentes flores para generar un paisajes de otro mundo.
- Sobredosis. Simplemente poner tantos tulipanes en un jardín tan grande, que al final resulta imposible no encontrar al menos algo que te guste.
En retrospectiva, visitar Keukenhof lo vale un montón. La experiencia es super chori y si además pueden visitar los campos de tulipanes afuera del jardín mejor.
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