Hola! Tantas pandemias sin escribir algo acá.
El 2020 ha sido un año raro y difícil de tragar. El corona virus llegó tan bienvenido como un dolor de cabeza, dejando al mundo más nervioso que ciego en balacera y arruinando tantos planes que a esta altura no es novedad que la Navidad también esté más desteñida que en un año normal.
Como suerte de exorcismo antiviral y a días de la navidad más extraña que hemos vivido, quería recordar la navidad pasada, cuando visitamos algunos mercados de navidad en Holanda y Alemania. Aquella vez partimos visitando el mercado de navidad de Maastricht o Magical Maastricht como le decían en forma de autobombo por allá por el 2019 (ahora se llama Light-Up Maastricht).
Todo partió algo así como en Septiembre del 2019, lo recuerdo muuuy bien….
En el tiempo que llevábamos holandeando como los campeones, una de las cosas que más curiosidad me causaba era la Navidad. Viniendo del otro lado del globo, lo natural siempre había sido vivir una calurosa Navidad, en short y polera, tomando cola de mono heladito y comiendo sandía mientras los patos caían asados.
Nada más diferente a los paisajes navideños de las postales o la televisión.
Por primera vez estaríamos en el hemisferio norte para fin de año. Esta era nuestra oportunidad de ver cómo se vivía una blanca navidad y no podíamos dejarla pasar. Fieles a nuestro estilo, partimos a lo turista rata a Maastricht, en el sur de Holanda, muy cerca de la frontera con Alemania. Por qué Maastricht? Porque nos habían dicho que ese era uno de los mercados más bonitos de Holanda y para qué vamos a partir por los feos si podemos partir por los lindos. Según aprendimos, los mercados de Navidad son más bien parte de la tradición navideña alemana, por lo que no son tan comunes en Holanda, pero aún así es posible encontrar algunas ciudades que hacen un completo despliegue de espíritu navideño.
Como en Maastricht.
Si bien esta no es una ciudad chica, está bastante lejos de ser grande, lo que jugaba a muy favor de la imagen navideña. Todo el ambiente tenía una sensación acogedora, mullida y calientita (si es que eso tiene sentido para el amable lector, algo así como estar visitando una de esas villas nevadas de las tiendas de recuerdos. Prácticamente todo el centro de la ciudad estaba fuertemente adornado con luces y motivos navideños. Durante la breve caminata desde la estación de tren al centro (unos 10 minutos) el paisaje cambiaba de la cotidianeidad a la fiesta, las luces y decoraciones raudamente tomaban el control de las calles, vitrinas, restaurantes, postes, etc.
La navidad estaba en todos lados y con esta llegaba la gente, dándole un ambiente alegre y festivo.
Se acuerdan cuando podíamos estar junto a otras personas? Cuando podíamos sentarnos sin miedo a lado de alguien que no conocíamos? Cuando podíamos respirar directamente el aire de la calle? Ah 2019, te recuerdo como si hubieras sido el año pasado.
Ahí estaban los turistas ratas, viviendo el mundo de Kevin McCallister por un momento.
El mercado mismo se celebraba en la plaza principal de la ciudad Vrijthof Plein. La plaza completa había sido transformada, albergando decenas (o cientos?) de puestos ofreciendo todo tipo de “productos navideños”. La verdad la oferta estaba más o menos enfocada en guantes, bufandas y chalecos; casitas en miniatura describiendo paisajes navideños; villas nevadas y parafernalia navideña en general. Por su parte, la oferta culinaria se enfocaba fuertemente en el Glühwein (vino navegado sin naranja), los waffles, donuts, pies, sopas y papas fritas. Los holandeses nunca se han caracterizado por tener buena comida y lamentablemente la navidad no parecía ser un buen motivo para cambiar dicha imagen.
Dentro de toda la locura de la iglesia del árbol de pascua, una pista de hielo ocupaba un lugar especial en el centro del mercado. Esta se robaba la atención de todo el mundo por lejos. Según pudimos atestiguar, patinar en hielo es una de las actividades favoritas de los holandeses grandes y chicos durante navidad. Para mi sorpresa fuimos testigos de tan solo un par de porrazos en el hielo.
Siendo honesto, visitar Maastricht en Diciembre fue una muy grata experiencia y una excelente forma de empaparse de espíritu navideño. Siendo como son los Países Bajos, esperaba mucho menos, pero alegremente resultó mejor de lo que esperaba. A pesar de mi comentario algunas líneas más arriba, la comida resultó un poco más interesante que lo que usualmente te encuentras en los eventos holandeses (fritanga y cerveza).
Yo volvería al Magical Maastricht.
…pero con 1.5 mt de distancia entre personas.
…y con máscaras obligatorias.
¯\_(ツ)_/¯
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