Tercer día en Japón. A esta altura ya nos sentíamos unos japoneses más. Habíamos aprendido a tomar el tren, el metro y habíamos probado un par de platos.
Íbamos derecho al éxito.
Así que en consideración de estas rutilantes victorias turísticas, decidimos que era momento de ir con todo, y a la mañana siguiente partimos a tomar desayuno al mercado de pescado de Tokio.
Háganse esa.
Salimos temprano del hostal, tomamos el metro y llegamos a eso de las 8.30 AM al Tsukiji Nippon Fish Port Market. El mercado está dividido en 2 partes, el mercado interior, donde temprano en la mañana se hace la venta de pescado en grandes cantidades para restaurantes y negocios; y el mercado exterior, realizado al aire libre, mucho más turístico y donde se puede encontrar comida, cuchillos, palitos chinos y más.
En la práctica el mercado interior sólo se puede visitar después de las 10 am, cuando la venta al por mayor ya ha terminado, para así evitar entorpecer el trabajo de la gente.
Así que ahí estábamos nosotros, a las 8.30 am desayunando unas bolitas de arroz con pescado y un tamagoyaki (una especie de omelette dulce japonés). Desayuno de campeones.
Después de eso nos fuimos llenos de energía a caminar por Ginza, el barrio de compras pituco de Tokio, la 5ta avenida de los japoneses. Era fácil darse cuenta que era el barrio pituco por las tiendas que uno veía: Tiffany, Dolce & Gabbana, Armani, tiendas con autos de lujo, pituquería por todos lados. Lo entretenido es que como uno anda con toda la pinta de turista te puedes meter por todos lados y nadie te mira como que te fueras a robar algo…aunque también podría ser por como son los japoneses.
Después de eso seguimos caminando para llegar al palacio imperial, hogar del emperador Akihito y centro del gobierno japonés. Está construcción es un castillo construído cerca del 1600 y que ha albergado al gobierno y al emperador japonés desde 1868.
Harto tiempo.
Lamentablemente el acceso al palacio imperial no está permitido con excepción de 2 días al año, el 23 de Diciembre por ser el cumpleaños del emperador y el 2 de Enero como celebración del año nuevo. En vista de eso tuvimos que verlo igual como vamos a ver el mundial, a lo lejos. Ustedes dirán “fueron puro a parar el dedo”, pero igual estaba lleno de gente haciendo la misma gracia, así que no fuimos los únicos.
Después de ver el palacio imperial con binoculares fuimos a Kitchen Street, un pasaje dentro de estación de metro Tokio donde se puede comer el mejor ramen de la vida…así que comimos el mejor ramen de la vida.
Bueno bueno.
Para cerrar el día partimos a Shinjuku, un una zona de mucho comercio que alberga varios barrios de vida nocturna (nosotros fuimos de día, buena).
Entre esos está Kabuchiko, conocido como la ciudad que no duerme, la cual está repleta de bares y locales de pinta muy rara. Algunos se notaba claramente que eran algo así como cafés con piernas estilo japonés (tenían avisos afuera que sin ser excesivamente evidentes, dejaban entender con claridad cual era el negocio). Otros no sé si serían bares Otaku, centros de juegos electrónicos o quién sabe qué con muchos monos japoneses.
Desde luego todo repleto hasta el último espacio de avisos luminosos, luces, pantallas y colores, en un despliegue que resultaba sensorialmente agotador.