[LVM] Día 5 – Las Terrenas

Como iba diciendo en el capítulo anterior, Las Terrenas es como el Algarrobo dominicano. Ahí figurábamos nosotros tirando pinta a lo ratas.

El informe del tiempo vaticinaba tormenta eléctrica y lluvia hasta el lunes (cáspita!), pero teníamos fé que el caribe nos daría la oportunidad de disfrutar la playa más temprano que tarde.

Para nuestra alegría el diluvio hizo la del curao (llegó de noche y se fue de amanecida) y sólo dejó unas nubes y una que otra gota furtiva durante el día. La verdad, creo que esto fue lo mejor que pudo haber pasado. Uno piensa que para ir a la playa es mejor que haya sol, pero esta playa era vivible sólo mientras estaba nublado. Cada vez que salía el sol lo hacía con furia y potencia atómica. Hasta el arena transpiraba cuando las nubes se corrían y uno se achicharraba incluso estando a la sombra.

No que queríamos sol?

Las Terrenas resultaron un lugar muy apacible, perfecto para descansar y ejercitar la pestaña. Sin embargo, nos dijeron que tanta calma era sólo porque no es temporada alta ni fin de semana largo. Aparentemente en cualquiera de esos día el balneario se llena a tope y es más relajado ir a comprar lo útiles a Meiggs que estar ahí.

Acá realmente saben explotar el turismo y casi todo gira entorno a eso. La playa está llena bares pequeñitos donde puedes tomar algo refrescante sin tener que sacar los pies de la arena. Los locales tienen ojo de águila para identificar a los turistas y te ofrecen todo tipo de servicios y productos (masajes, artesanía, etc.). Por un momento pensé que podríamos pasar desapercibidos o medianamente piola por ser latinos.

Craso error.

Aparentemente no tenemos suficiente sabor porque éramos fácilmente identificados como turistas en el caribe y rápidamente se nos acercaban los ambulantes a ofrecernos cosas.

Una cosa que aún no puedo superar de República Dominicana es que literalmente puedes comprar y pedir que te lleven a la casa TODO lo que se te ocurra.

Cómo dijo? Cómo lo oye. Acá existen los colmados que en el fondo son un minimarket o un pequeño negocio que usualmente vende de todo lo que uno necesita. Yo puedo ir a un colmado que me quede cerca y comprar lo que necesite. Hasta ahí nada del otro mundo. Donde las cosas se vuelven increíbles es cuando te cuentan que puede llamar y pedir que te lleven a la casa lo que necesitas.

Ojo, lo que sea que necesites.

Estas cocinando y se te acabó la sal? Llama al colmado y pide una bolsa. Necesitas hielo? Llama al colmado. No tienes leche para el desayuno? Adivina a quién hay que llamar…al colmado. Se te acabo el gas y necesitas un balón nuevo? El colmado de te salva.

No te cobran por el envío, no te tramitan el envío para más tarde, tu llamas y te llevan las cosas. Así de simple. Aprende Jeff Bezos.

Y por supuesto que las entregas de los colmados las hacen en moto.

Las motos y el caribe van de la mano.

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